“Y LA CIUDAD MÁS SONRIENTE DEL MUNDO ES…
¡MÁLAGA!”
¡Parece que no nos equivocamos cuando decimos que es el mejor
lugar para vivir!
¿Cuáles son las personas que más sonríen del mundo? Esto es
lo que se preguntaba el danés Meik Wiking, director del Instituto de
Investigación de la Felicidad. Por ello, llevó a cabo un estudio en 20
ciudades, entre las se contaban lugares de Europa, Asia, África y América del
Norte. ¿El resultado? La gente más sonriente está en Málaga (¡si ya decíamos
nosotros que es el mejor lugar para vivir...!)
La forma de medir el porcentaje de sonrisas consiste,
básicamente, en fijarse en personas aleatorias que caminan por la calle:
"Tras observarlas durante cinco segundos (sin que se dieran cuenta, porque
entonces afectaría al estudio), anotaba si estaban sonriendo o no, calculaba su
edad, apuntaba si estaban con alguien o no y lo que estaban haciendo. ¿Estaban
bebiendo café, hablando por teléfono, paseando al perro...? He observado a miles
y miles de personas caminando por la calle, a cientos hablando por teléfono, a
docenas de personas cogiéndose de la mano, incluso a un tipo que se estaba
metiendo el dedo en la nariz", escribe Wiking en su libro Lykke, en busca
de la gente más feliz del mundo.
Los resultados tanto de sus observaciones como de las del
Instituto de Investigación de la Felicidad son contundentes: Málaga es la
ciudad del mundo en la que la gente sonríe con mayor frecuencia, casi un 14%.
Por supuesto, no se miden las sonrisas de los turistas, sino de los lugareños.
Una de las razones que baraja Wiking para darle explicación
al fenómeno es que los habitantes de esta ciudad van más acompañados que en
otras. "La gente apenas sonríe cuando va sola. Es algo común a todos los
países que he visitado", matiza.
"Existe una conexión significativa entre si la gente
camina sola o acompañada y la frecuencia con la que sonríen. En ciudades como
Nueva York, Seúl y Riga, la gente suele caminar sola durante el día. Menos de
una persona de cada cinco va acompañada, y el ratio de sonrisas en estos países
se encuentra entre los más bajos del mundo. En el otro extremo se encuentran
ciudades como Málaga o Milán, donde la gente suele ir acompañada más a
menudo", escribe el director.
Gracias a estas observaciones, Wiking descubrió otros
patrones en el comportamiento de quienes transitan las calles. Por ejemplo, que
los italianos son más proclives a darse la mano, independientemente de la edad;
que los mexicanos suelen ir comiendo algo por la calle, y que en París y en
Vancouver es más habitual ver a gente paseando al perro.
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