“APUNTATE A UN CRUCERO
POR NORUEGA PARA VER ESTE ESPECTACULO NATURAL”
De Bergen a Kirkenes y de Kirkenes a Bergen. Al norte del
norte, en busca de esta abstracción de colores que se dibuja en el cielo. Con
trineos, ballenas y grandes desembarcos.
La aurora boreal. Parece un sueño, pero es realidad. Nada de
fantasía, aunque luego sea fantástica y más. Cuesta creer que este baile de
luces de colores en el cielo, mezclándose el verde con el rosa y con el
violeta, y todos con todos, sea un fenómeno natural. Y lo es, aunque luego lo
envuelvan la literatura y la leyenda. La aurora resplandece en el Ártico y no
hay más. Para ponerle aún más emoción, hay que subirse a un barco. No todos los
cruceros son mediterráneos ni de piscina, discoteca y chapuzón. También los hay
que surcan los mares en el invierno polar tras una luz (o muchas) como los
Magos. Allá en las tierras más septentrionales de Noruega. Entre vikingos y
valkirias. Se le puede poner tanta poesía. Zarpamos.
1. Estas divas celestiales. Las auroras aparecen por la noche
en el cielo oscuro, entre las seis y la una de la mañana, como divas, y ofrecen
un espectáculo artístico sublime al que los noruegos norteños, para su fortuna,
están acostumbrados. No así nosotros, a quienes estos alucinantes misterios del
universo nos parecen ciencia ficción. Es la emoción inmensa del orto o del
ocaso, pero multiplicada, por inusual. Ahora estamos en plena temporada, desde
ya y hasta marzo, cuando hay más horas de oscuridad que de luz en el Ártico.
Siempre evitando la luna llena y su fulgor: no es ella la protagonista. Lo
parece, pero no es mitología y tampoco pirotecnia o un espectáculo del Circo
del Sol (aquí sería del sol de medianoche).
2. Pero qué son exactamente. Lo explicamos con la ayuda de
los responsables de Turismo de Noruega, quienes empiezan por dar las gracias al
sol, como en un ritual indio, por las auroras, que tienen lugar unos 100
kilómetros por encima de nuestras cabezas: "Durante las grandes
explosiones solares, enormes cantidades de partículas son arrojadas por este
astro al espacio. Cuando estas se encuentran con el escudo magnético de la
Tierra, son atraídas hacia un círculo alrededor del Polo Norte, donde
interactúan con las capas superiores de la atmósfera”. Justamente esta energía
que se desprende es lo que vemos como auroras boreales.
3. Y según la mitología. Lo anterior según la ciencia, porque
según la mitología, las auroras están en el tambor chamánico de los Sami, que
habitan el Ártico, son nómadas y pasan la vida entre renos. Ellos llaman a
estas "la luz que se puede escuchar". O en la tradición vikinga, en
la que son nada menos que la armadura de las vírgenes guerreras, las
legendarias valkirias.
4. Un lugar en el mundo para verlas. Hemos elegido el norte
de Noruega, porque el llamado cinturón de las auroras boreales cruza por las
islas Lofoten (montañas majestuosas, fiordos y pueblos pesqueros) y sigue por
la costa hasta pasar el Cabo Norte, donde el Atlántico se une con el Ártico y
donde ya no hay nada más hasta el Polo, excepto el archipiélago de Svalbard, el
reino del oso polar. Todo es virgen a tu alrededor. Tromsø, donde por cierto
hay un observatorio solo para las auroras boreales y un festival dedicado a
ellas, es el lugar perfecto para mirarlas (y sacarles los colores). Y está a
350 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. De hecho, es la puerta del
Ártico. Da frío, pero es tan estimulante.
5. El crucero. Esto no es 'Vacaciones en el mar' y de serlo,
lo es de otra manera. Con la compañía naviera noruega Hurtigruten los viajes
siempre tienen un halo científico y aventurero. A este le han puesto además el
sello Northern Light Promise, con el cual te garantizan que verás sí o sí la
aurora boreal, con la promesa de un viaje de regalo si las condiciones
climatológicas no dejan ver las mágicas luces del norte. El premio es un
itinerario gratuito de siete días Rumbo Norte (Bergen-Kirkenes) o seis días
Rumbo Sur (Kirkenes-Bergen) en cabina doble y media pensión.
6. Embarcados en el Expreso del Litoral. Un navío que va en
busca de este castillo de fuego trazando el que se considera el viaje por mar
más bello del mundo. Bergen-Kirkenes-Bergen, cruzando el paralelo 71 dirección
al Cabo Norte, que es, sí, el punto más septentrional de Europa, ya a solo
2.000 km del Polo Norte. El paisaje no puede ser más espectacular ni la
sensación del tripulante más sobrecogedor. Un periplo de catorce días que parte
de Bergen, hace escala en Ålesund, ciudad muy art nouveau, maravilla de
maravillas; para, cómo no, en Trondheim, capital espiritual del país -ahí está
la catedral de Nidaros, lugar de peregrinación- y ciudad festivalera y
estudiantil; pasa por las islas Lofoten, llega a Tromsø, tira hacia Cabo Norte
y corona Kirkenes, tan cerca de la frontera rusa. Después ya es cuestión de
volver.
7. El París del Norte y otras emociones. Durante el periplo,
el viajero que va en busca de las auroras boreales puede añadir otras
emociones, como recorrer la ciudad de Tromsø, a todas luces el París del Norte;
maravillarse ante los Alpes de Lyngen (1833 metros), que es una de las
cordilleras majestuosas de Noruega, pescar cangrejos reales en el estratégico y
soñado mar de Barents, y otras atracciones a cuál mejor. ¿Visitar un hotel de
hielo? Afirmativo. ¿Montar en un trineo tirado por perros? También. ¿Conducir
una moto de nieve a través de la tundra? Por supuesto. Y todo alrededor, blanco.
8. En efecto, no solo auroras. Además, a bordo se puede
aprender a hacer nudos náuticos, de manos de expertos marineros, y cositas del
chef, de cuyos fogones saldrán pastelitos de pescado para degustar en cubierta.
Eso por no hablar de las excursiones con raquetas de nieve o del avistamiento
de ballenas. Y sin olvidar que hay que mirar al cielo. Por si las auroras...
Más información. El precio del crucero Bergen-Kirkenes-Bergen
en cabina polar interior, pensión completa (sin bebidas) y tasas portuarias
incluidas es 2.585 euros. ¡Un lujo!
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