lunes, 9 de octubre de 2017


“APUNTATE A UN CRUCERO POR NORUEGA PARA VER ESTE ESPECTACULO NATURAL”

De Bergen a Kirkenes y de Kirkenes a Bergen. Al norte del norte, en busca de esta abstracción de colores que se dibuja en el cielo. Con trineos, ballenas y grandes desembarcos.

La aurora boreal. Parece un sueño, pero es realidad. Nada de fantasía, aunque luego sea fantástica y más. Cuesta creer que este baile de luces de colores en el cielo, mezclándose el verde con el rosa y con el violeta, y todos con todos, sea un fenómeno natural. Y lo es, aunque luego lo envuelvan la literatura y la leyenda. La aurora resplandece en el Ártico y no hay más. Para ponerle aún más emoción, hay que subirse a un barco. No todos los cruceros son mediterráneos ni de piscina, discoteca y chapuzón. También los hay que surcan los mares en el invierno polar tras una luz (o muchas) como los Magos. Allá en las tierras más septentrionales de Noruega. Entre vikingos y valkirias. Se le puede poner tanta poesía. Zarpamos.


1. Estas divas celestiales. Las auroras aparecen por la noche en el cielo oscuro, entre las seis y la una de la mañana, como divas, y ofrecen un espectáculo artístico sublime al que los noruegos norteños, para su fortuna, están acostumbrados. No así nosotros, a quienes estos alucinantes misterios del universo nos parecen ciencia ficción. Es la emoción inmensa del orto o del ocaso, pero multiplicada, por inusual. Ahora estamos en plena temporada, desde ya y hasta marzo, cuando hay más horas de oscuridad que de luz en el Ártico. Siempre evitando la luna llena y su fulgor: no es ella la protagonista. Lo parece, pero no es mitología y tampoco pirotecnia o un espectáculo del Circo del Sol (aquí sería del sol de medianoche).

2. Pero qué son exactamente. Lo explicamos con la ayuda de los responsables de Turismo de Noruega, quienes empiezan por dar las gracias al sol, como en un ritual indio, por las auroras, que tienen lugar unos 100 kilómetros por encima de nuestras cabezas: "Durante las grandes explosiones solares, enormes cantidades de partículas son arrojadas por este astro al espacio. Cuando estas se encuentran con el escudo magnético de la Tierra, son atraídas hacia un círculo alrededor del Polo Norte, donde interactúan con las capas superiores de la atmósfera”. Justamente esta energía que se desprende es lo que vemos como auroras boreales.

3. Y según la mitología. Lo anterior según la ciencia, porque según la mitología, las auroras están en el tambor chamánico de los Sami, que habitan el Ártico, son nómadas y pasan la vida entre renos. Ellos llaman a estas "la luz que se puede escuchar". O en la tradición vikinga, en la que son nada menos que la armadura de las vírgenes guerreras, las legendarias valkirias.


4. Un lugar en el mundo para verlas. Hemos elegido el norte de Noruega, porque el llamado cinturón de las auroras boreales cruza por las islas Lofoten (montañas majestuosas, fiordos y pueblos pesqueros) y sigue por la costa hasta pasar el Cabo Norte, donde el Atlántico se une con el Ártico y donde ya no hay nada más hasta el Polo, excepto el archipiélago de Svalbard, el reino del oso polar. Todo es virgen a tu alrededor. Tromsø, donde por cierto hay un observatorio solo para las auroras boreales y un festival dedicado a ellas, es el lugar perfecto para mirarlas (y sacarles los colores). Y está a 350 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. De hecho, es la puerta del Ártico. Da frío, pero es tan estimulante.

5. El crucero. Esto no es 'Vacaciones en el mar' y de serlo, lo es de otra manera. Con la compañía naviera noruega Hurtigruten los viajes siempre tienen un halo científico y aventurero. A este le han puesto además el sello Northern Light Promise, con el cual te garantizan que verás sí o sí la aurora boreal, con la promesa de un viaje de regalo si las condiciones climatológicas no dejan ver las mágicas luces del norte. El premio es un itinerario gratuito de siete días Rumbo Norte (Bergen-Kirkenes) o seis días Rumbo Sur (Kirkenes-Bergen) en cabina doble y media pensión.

6. Embarcados en el Expreso del Litoral. Un navío que va en busca de este castillo de fuego trazando el que se considera el viaje por mar más bello del mundo. Bergen-Kirkenes-Bergen, cruzando el paralelo 71 dirección al Cabo Norte, que es, sí, el punto más septentrional de Europa, ya a solo 2.000 km del Polo Norte. El paisaje no puede ser más espectacular ni la sensación del tripulante más sobrecogedor. Un periplo de catorce días que parte de Bergen, hace escala en Ålesund, ciudad muy art nouveau, maravilla de maravillas; para, cómo no, en Trondheim, capital espiritual del país -ahí está la catedral de Nidaros, lugar de peregrinación- y ciudad festivalera y estudiantil; pasa por las islas Lofoten, llega a Tromsø, tira hacia Cabo Norte y corona Kirkenes, tan cerca de la frontera rusa. Después ya es cuestión de volver.


7. El París del Norte y otras emociones. Durante el periplo, el viajero que va en busca de las auroras boreales puede añadir otras emociones, como recorrer la ciudad de Tromsø, a todas luces el París del Norte; maravillarse ante los Alpes de Lyngen (1833 metros), que es una de las cordilleras majestuosas de Noruega, pescar cangrejos reales en el estratégico y soñado mar de Barents, y otras atracciones a cuál mejor. ¿Visitar un hotel de hielo? Afirmativo. ¿Montar en un trineo tirado por perros? También. ¿Conducir una moto de nieve a través de la tundra? Por supuesto. Y todo alrededor, blanco.

8. En efecto, no solo auroras. Además, a bordo se puede aprender a hacer nudos náuticos, de manos de expertos marineros, y cositas del chef, de cuyos fogones saldrán pastelitos de pescado para degustar en cubierta. Eso por no hablar de las excursiones con raquetas de nieve o del avistamiento de ballenas. Y sin olvidar que hay que mirar al cielo. Por si las auroras...

Más información. El precio del crucero Bergen-Kirkenes-Bergen en cabina polar interior, pensión completa (sin bebidas) y tasas portuarias incluidas es 2.585 euros. ¡Un lujo!

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