“RUIDO DE AVIONES CAMBIA EL SABOR DE LA COMIDA
DURANTE LOS VUELOS”
Según un estudio de la Universidad de Oxford, el nivel de
decibeles de los aviones opaca ciertos sabores, como los dulces, pero resalta
otro, como lo salado. Por eso, el jugo de tomate ocupa el 27% de las bebidas
que se piden en los vuelos, y lo toman incluso pasajeros que no lo beberían en
tierra.
De comprobarse definitivamente este estudio, podría
recomendarse que las aerolíneas opten por menús con ingredientes de este tipo
de sabores, como queso parmesano, jitomate y hongos. Algunas aerolíneas ya lo
están haciendo; entre ellas, British Airways.
Otras compañías danesas y chinas no lo han hecho en la
comida, pero sí en la selección de cervezas, por medio de la inclusión de
bebidas que se favorecen del estado alterado de nuestra percepción del sabor.
Los experimentos con este descubrimiento, sin embargo, van
mucho más allá de la selección de alimentos.
Poco después del estudio, British Airways creó una dinámica
de “aderezo sonoro” llamada Sound Bites, en la que la gente podía escuchar una
playlist curada especialmente para resaltar los sabores de la comida.
Finnair, por su parte, hizo un video con su chef, Steven Liu,
en el que se recogían los sonidos de la naturaleza que complementaban los
platillos que hacía para la aerolínea.
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