sábado, 30 de diciembre de 2017


 “EL MUNDO Y SUS TRADICIONES NAVIDEÑAS”

Se acerca fin de año y una vez más llega a nosotros el espíritu navideño. Cada rincón del mundo celebra y vive su llegada con una costumbre diferente y hoy te voy a contar cuáles son las más curiosas.

En nuestro país la recibimos casi en conjunto con el verano por lo que es habitual las comidas al aire libre, verdaderos banquetes que van desde lo más tradicional como el asado, hasta un clásico e infaltable en muchas familias que es el vitel toné, acompañado por ensaladas que den un toque fresco o la infalible ensalada rusa. Otra tradición argentina y femenina es el uso de ropa interior de color rosa. Para algunos, la costumbre es de origen pagano ligado a la procreación y la fertilidad; para otros, está más ligada al cristianismo y el período litúrgico de Adviento, cuando se encendía una vela rosa como símbolo de la alegría que generaba la llegada de Jesús al mundo. Esta costumbre se transmitió de generación en generación como regalo del 24 de diciembre para su estreno el 25 como símbolo de fertilidad o el 31 para augurar un año de prosperidad y buena suerte.


Donde también reciben esta celebración en época de verano es en Nueva Zelanda. De aquí es originario el Pohutukawa, un árbol que florece en diciembre y reemplaza al tradicional árbol navideño. La especie se encuentra a lo largo de todo el país, pero proviene de las regiones de la Isla Norte de Poverty Bay y Taranaki y su nombre pertenece a la lengua maorí al igual que sus orígenes. Es reconocido por sus colores vibrantes y las brillantes flores que genera y hasta cuenta con un festival en su honor.

Cambiamos de destino para conocer ¡el pueblo natal de Papá Noel! Situada en el Círculo Polar Ártico, se encuentra Rovaniemi. Esta localidad finlandesa es un museo del entrañable personaje navideño. Se puede visitar su oficina, ayudarlo con regalos de última hora o enviarle una carta con un sello oficial del mismísimo Papá Noel. Ideal para viajar con niños o conectarse con el niño interior.

Y aunque les parezca que la navidad no tiene mucha relación con el fútbol, la encontramos… De aquí proviene FC Santa Claus, un equipo muy especial que fue fundado en 1992 en honor al personaje finlandés más conocido del mundo.

Los ayudantes de Santa Claus fueron, según la leyenda, grandes apasionados del fútbol y daban patadas a un balón de cuero sobre la nieve cuando no estaban ocupados envolviendo regalos. El FC Santa Claus está formado por estudiantes y trabajadores y fomenta los valores de alegría y solidaridad colaborando con organizaciones benéficas y creando puestos de trabajo en Navidad.


Pero no en todo el mundo la navidad tiene el mismo sentido. En Islandia, por ejemplo, la mitología está muy presente durante la “Navidad vikinga”, conocida como Yule. Grýla es un monstruo que vive en las montañas y desciende a los pueblos para buscar a los niños que se hayan portado mal. Casada en tres ocasiones, se dice que tuvo 13 hijos, los jólasveinar, todos ellos tan terroríficos que durante un tiempo se prohibió usar estos personajes para asustar a los niños. Actualmente, aunque siguen siendo ogros, son algo parecido a Santa Claus. Según su tradición, si no compras ropa nueva para la ocasión, el gato te comerá. Esta leyenda hizo que se entregue ropa a aquellos que no pueden comprarla para que nadie tenga problemas con este malvado gato.

Otra costumbre que se extiende por el mundo es la de esconder cosas:

En Noruega esconden las escobas para que los espíritus malignos no puedan encontrarlas y montar en ellas.

En Alemania se esconde un pepinillo en el árbol de Navidad el 24 de diciembre, y a la mañana siguiente al niño que lo encuentre se le da un pequeño obsequio.

En Suecia esconden una almendra en el pudding y se supone que quien lo encuentra se casa en menos de un año.

Y ustedes, ¿qué tradiciones siguen?

viernes, 29 de diciembre de 2017


“LA HISTORIA QUE ESCONDE EL DIA DE AÑO NUEVO”

El Año Nuevo comenzó a festejarse el 1 de enero hace relativamente poco tiempo; fue el papa Gregorio XIII quien lo dispuso en 1582 para todos los países católicos, al inaugurar el calendario en vigencia, que sustituyó al juliano.

Luego, poco a poco, las restantes naciones lo incorporaron -los rusos fueron los últimos, en 1917- y así también se aceptó en todo el mundo que el año comenzara el 1 de enero y no el 21 de marzo o el 1 de abril, como solía serlo en los viejos tiempos.

Según el calendario gregoriano, el próximo 1 de enero comenzará el año 2007; pero como se estructuró sobre un error de cálculo cometido por el monje Dionisio el Exiguo al fijar entre cuatro y cinco años antes el comienzo de la era cristiana, la fecha sería muy otra.


Resultó que Dionisio estaba harto de que los años se siguieran contando desde la asunción al trono del emperador Diocleciano, dado que éste había perseguido con furia a los cristianos, y aprovechó el nuevo calendario para hacerlo a partir del nacimiento de Jesús.

Tras establecer que el Niño Dios había nacido el 25 de diciembre del año 753 ab urbe condita- es decir, desde la fundación de Roma- decidió que el año uno de nuestra era coincidiera con el 754 AUC, sin percatarse que para entonces la muerte de Herodes llevaba cuatro años de ocurrida.

Ahí fue que surgió la pregunta: ¿cómo pudo Herodes mandar a degollar al Mesías en la matanza de inocentes, si él mismo ya estaba muerto? El recálculo denunció el error, pero el calendario gregoriano siguió tal cual.

Nuevos estudios basados en lo estimado en el siglo XVI por el astrónomo Johann Kepler, en función de la aparición de la estrella de Belén -en realidad, una triple conjunción de Marte, Júpiter y Saturno en el signo de Piscis- llevaron a proponer que Jesús habría nacido a mediados de septiembre del año 7 y no en diciembre del año 1.

Esto significa que el próximo 31 de diciembre no habría que brindar por el año 2018, que ya pasó, sino por el año nuevo 2025.

Lo dicho no tiene demasiada relevancia, si se observa que otros pueblos -que en lo civil se manejan con el calendario gregoriano- celebran su año nuevo en otras fechas, en función de sus propias tradiciones históricas o religiosas.


Por ejemplo, el Año Nuevo chino comienza entre enero y febrero con la primera Luna nueva de Acuario; el Rosh Hashaná (cabeza de año) judío empieza en el mes de Tisri del calendario hebreo, que equivale a septiembre u octubre del gregoriano; y el Año Nuevo musulmán en el mes de Muharram que, como obedece a un calendario lunar, puede caer en cualquier mes gregoriano.

Respecto a los años, estos también son dispares: los chinos viven en el año 4704 del Perro y el próximo 18 de febrero recibirán al año 4705 del Cerdo.

Los judíos transitan el 5767, que establecieron a partir de la supuesta fecha del nacimiento de Adán; en tanto que los musulmanes, cuyo almanaque comienza con la huida de Mahoma a Medina en el año 622, le restan esta cifra al año gregoriano para saber en cuál viven: 1384.

En la ciudad de Buenos Aires, la ley 1550 sancionada en 2004, instituyó el 21 de junio como año nuevo de los pueblos originarios, en función de que ellos lo celebran en el solsticio de invierno, y, por tanto, ese día sus hijos quedan exceptuados de concurrir a clase.

Sin embargo, el comienzo del año astronómico o natural -basado en el ciclo de las estaciones- continúa siendo el equinoccio de primavera en el Norte (de otoño en el Sur), esto es, entre el 20 y el 21 de marzo, cuando el Sol "toca" el punto vernal y la rueda de las estaciones recomienza su vuelta.


En la misma fecha comienza también el año astrológico: entre el 20 y 21 de marzo el Sol "toca" el cero grado de Aries (o punto vernal) primer signo del zodíaco, para luego ir avanzando, cada treinta días, sobre cada uno de los restantes once signos.

Entonces, ¿cuándo realmente empieza el año nuevo? Los astrólogos dicen que el año nuevo es personal y que empieza cuando uno llega al mundo, es decir, el día del cumpleaños.

OTROS FINES DE AÑO

Generalmente el fin de año en muchas religiones y culturas se da con el fin los ciclos solares, ya que en casi todas las religiones se le asigna al sol el máximo poder.

En las culturas prehispánicas la celebración de fin de año era cuando concluía el invierno e iniciaba la primavera.

Para los chinos el Año Nuevo Chino no puede ser convertido a una fecha exacta del calendario gregoriano y puede ocurrir entre el 21 de enero o el 21 de febrero. Se basa en el calendario lunar utilizado tradicionalmente en China y la celebración cae en general, a la segunda luna llena, luego del solsticio de invierno boreal, que es el 21 de diciembre.

El pueblo judío lleva otra cuenta, ya que no coincide con el mismo calendario y tampoco toman como referencia el a.C. y d.C. Celebran su año nuevo con el “Rosh-hashanáh” y cae dentro del mes de septiembre o comienzo de octubre.


Otros Años Nuevos.

Algunos radicales ortodoxos celebran el 14 de enero al mantener el calendario juliano.

La celebración del Año Nuevo Vietnamita, celebrado junto al Año Nuevo Chino.

El Año Nuevo Islámico se celebra el 1 de Muharram, aproximadamente fines de enero e inicios de febrero.

La celebración del Año Nuevo Tibetano se celebra entre enero y marzo.

La celebración del Año Nuevo Iraní es para el equinoccio vernal, el 21 de marzo.

También la celebración del Bahaísmo se da en el equinoccio vernal, el 21 de marzo.

En Tailandia, Camboya, Birmania y Bengala se celebra entre el 13 y 15 de abril.

Celebración del Año Nuevo Mapuche es el 24 de julio.

Celebración del Año Nuevo Inca, el 24 de julio.

Celebración del Año Nuevo Judío es generalmente en septiembre.

Celebración del Año Nuevo Etíope, el 11 de septiembre.

jueves, 28 de diciembre de 2017


“¿CUÁL ES EL ORIGEN DE LAS TRADICIONES NAVIDEÑAS?”

La Navidad es una de las tradiciones más prolongadas en el tiempo, y también una de las más complejas

Ante una pregunta con la que da pie a este artículo, uno se siente inclinado a dar por supuesto que la celebración de la Navidad arranca del propio acontecimiento explícito que celebran: el nacimiento de Jesús de Nazaret. Sin embargo, ningún estudio ha sido capaz de demostrar fehacientemente cuándo pudo haber nacido Jesús de Nazaret y, lo que es más inquietante, sigue sin existir prueba arqueológica que demuestre que la persona a la que reconocemos con ese nombre existiera, ni antes ni después del año uno de su propia era. A pesar de la incertidumbre científica, la Navidad es una de las tradiciones más prolongadas en el tiempo y también una de las más complejas, incluyendo un extenso calendario de eventos festivos que abarca casi tres semanas de rituales, costumbres, símbolos, mitos, ceremonias, leyendas, creencias y convenciones alrededor de las que nos reunimos un tercio de los terrícolas por lo menos (el equivalente a los dos mil millones de cristianos que habitan el planeta).

Imagínese la cantidad de variaciones que podríamos hallar entre las navidades hawaianas, la copta en Egipto o la que celebran los inuit de Groenlandia con su tradicional kiviak.


Las formas de celebrar la Navidad son tantas como celebrantes. Si en una familia ya puede ser difícil ponernos de acuerdo sobre si el besugo es más apropiado que el capón para la cena de Nochebuena, imagínese la cantidad de variaciones que podríamos hallar entre las navidades hawaianas, la copta en Egipto o la que celebran los inuit de Groenlandia con su tradicional kiviak (carne de ave fermentada en el cuerpo de una foca). En la actualidad, muchas costumbres se han ido mimetizando como efecto de la masiva presencia de medios de comunicación de masas y la hegemonía cultural de los países anglosajones en estos medios. Sin embargo, algunas de las tradiciones navideñas fueron coincidiendo tiempo atrás, como efecto de otros procesos globales de hegemonía cultural, especialmente la cristianización. En este sentido hay dos tradiciones que a menudo damos por sentadas pero que tienen orígenes controvertidos: la fecha misma en la que celebramos la Navidad y su desconcertante relación con dar regalos. ¿Cuándo surgieron y por qué? ¿Qué relación existe entre ambas cosas?

El nacimiento de Jesús y otras celebraciones del 25 de diciembre

Algunos historiadores y muchos paganos contemporáneos sostienen que las celebraciones que en nuestro calendario coinciden con el final de diciembre y el principio de enero no tenían su origen en la celebración cristiana sino, mucho antes, en los cultos agrarios que celebrarían el solsticio de invierno, que se caracteriza por ser la época en la que los días comienzan a alargarse de nuevo. Ciertamente, en estas fechas los romanos celebraban las festividades dedicadas a Saturno, dios del tiempo y la agricultura, que también incluían el intercambio de regalos y terminaban con la festividad del Sol Invicto el día 25 de Diciembre. Las saturnales se empezaron a celebrar al menos cuatro siglos antes de que el culto Sol Invictus adoptara una cierta autonomía ya con Aureliano en el siglo II d.C. Esta autonomía que el culto al Sol va ganando sobre el culto a los dioses agrarios tiene interés porque representa una forma particular de evolución del politeísmo al monoteísmo que se ha dado numerosas veces en la historia de las religiones antiguas.


Hasta cierto punto, esta tendencia preparaba el advenimiento del cristianismo imperial romano que prohibiría la festividad del Sol Invictus y otras muchas mediante el célebre edicto de Tesalónica dictado por Teodosio en el año 380. Pero ya antes de esa fecha los Padres de la Iglesia habían visto en el simbolismo del Sol Victorioso una imagen ajustada a su propia visión de Cristo, centrada en la victoria del Dios resucitado sobre la oscuridad de la muerte, aunque representado en la imagen de un bebé. Y es que también al Sol Invictus se le representaba como un bebé. Y también era un bebé el más antiguo dios resucitado Osiris, hijo de la otra célebre virgen de la antigüedad, Isis, a la que las primeras imágenes de la Virgen imitan.

Algunos cristianos rechazan esta teoría, pero el catolicismo romano acepta ampliamente que la fecha de la Navidad es una convención, como muestra la afirmación de Juan Pablo II: “A los cristianos les pareció lógico y natural sustituir esa fiesta con la celebración del único y verdadero Sol, Jesucristo, que vino al mundo para traer a los hombres la luz de la verdad” (1993, asamblea general 22 de Diciembre). Gracias al cronógrafo de Filócalo sabemos que al menos desde 336 (con el Papa Julio I) el nacimiento de Jesús se celebraba el 25 de Diciembre en Roma. En el año 440, el Papa León Magno estableció esta fecha para la conmemoración de la Natividad y ya en 529 el emperador Justiniano la declara oficialmente festividad del Imperio.

Sigue sin existir prueba arqueológica que demuestre que la persona a la que llamamos "Jesús de Nazaret" existiera.


Aquellas iglesias cristianas que no se han regido por los concilios romanos, como la copta o la siria, celebran el nacimiento de Jesús coincidiendo con la Epifanía, nuestro día de Reyes, cuando se supone que el nacimiento de Jesús se da a conocer. Y también hay quien la celebra cuando simplemente cuando le viene bien, como se decretó en Venezuela en 2013 adelantando la fecha al 1 de noviembre, declarando la festividad nacional de la “Navidad Temprana”. Sea como sea, nada sabemos de las fechas históricas de estos hechos celebran, ni sabemos tampoco si tales hechos son uno de los rumores más exitosos de la historia o realmente aconteció algo parecido.

Los regalos, los Reyes Magos y Santa Claus

El reparto de regalos es una costumbre asociada simbólicamente con la prosperidad en diversas culturas. Existe la creencia en que dar y recibir bienes no es únicamente un acto social o económico, sino que propicia la abundancia, las cosechas generosas y otros dones posibles, entre ellos los bienes de salvación que se reciben en la otra vida. La antigua celebración del Sol Invictus, culminación de unas festividades de origen agrario, incluían el intercambio recíproco de regalos. La fiesta de la Natividad que la sustituyó después, tanto si se celebraba el 25 de Diciembre como si se celebra en la Epifanía de Enero, presenta este mismo rasgo. Probablemente no existe una continuidad histórica entre ambas costumbres (no se ha probado), pero es una coincidencia simbólica y estructural que caracteriza a la Navidad como una época propiciatoria de la abundancia, done la generosidad se pone en juego, se da y se espera, recíprocamente. Naturalmente, las figuras que en el cristianismo han representado icónicamente estas ideas son los Reyes Magos y Santa Claus, pero ambas tienen orígenes muy diferentes.

En el caso de los Reyes Magos, sabemos que su origen es bíblico. En el capítulo segundo del Evangelio de Mateo se cita a unos magos desconocidos que se presentaron en Jerusalén preguntado por “el Rey de los Judíos”. Los ancianos y sacerdotes de Jerusalén los mandaron a Belén de Judea y, siguiendo una estrella que ya habían avistado desde su Oriente original, llegaron a Belén y presentaron sus regalos a María. Aunque en distintas épocas y textos se ha discutido sobre el número de los magos de Oriente, las primeras representaciones artísticas occidentales los limitan a tres, uno por cada especie que ofrecen como regalo.


Preocupado porque San Nicolás y sus regalos eclipsaran la relevancia de Jesús en la celebración de su nacimiento, Lutero sugirió cambiar el nombre del santo y usar otros para referirnos a la misma figura, y así aparecieron nombres como “Padre de la Navidad” (Papá Noel)

En el llamado Evangelio de la infancia de Armenia, redactado hacia el siglo V, se citan por primera vez los nombres de Melkon, Gaspar y Baldassar, que ya aparecen como reyes de tres lugares distintos (Persia, India y Arabia) anticipando la diferenciación fenotípica que se mostraría en sus representaciones hasta la actualidad. La primera constancia del impacto popular de esta fuente literaria lo encontraríamos en el siglo siguiente, en los frescos de San Apolinar Nuovo de Rávena, donde los tres magos aparecen llevando regalos a María y con sus tres nombres escritos sobre la piedra. Así, estas figuras van estableciéndose en el relato de la Navidad desde muy temprano y casi al mismo tiempo en que se van decidiendo los detalles de la fecha de la celebración y de la Epifanía. Si bien es cierto que regalar también formaba parte de las celebraciones precristianas de las Saturnales y del Sol Invicto, la Iglesia de Occidente asentada en Roma (no así la de Oriente) prefirió desvincular la Natividad y los regalos postergando estos últimos a la celebración de la Epifanía. Algo distinto ocurriría después con la Reforma Protestante, donde el acto de regalar se representa simbólicamente a través de Santa Claus.

 Las figuras conocidas como Santa Claus, Papa Noel o Kris Kringle tienen su origen como rememoraciones del obispo de Myra (en la actual Turquía), San Nicolás, que vivió hacia el siglo IV y cuya santidad fue reconocida, entre otras cosas, por sus regalos a las familias pobres de la ciudad. La devoción por el santo se extendió por Europa ampliamente en la época de las cruzadas por su simbolismo como evangelizador en tierras infieles y su fiesta estaba asociada a su onomástica, el 6 de Diciembre, cuando se hizo costumbre hacer regalos a los niños. Durante la Reforma, sin embargo, tanto Lutero como Enrique VIII optaron por trasladar la celebración al día de la Natividad, el 25 de diciembre.


Preocupado porque San Nicolás y sus regalos eclipsaran la relevancia de Jesús en la celebración de su nacimiento, Lutero sugirió cambiar el nombre del santo y usar otros para referirnos a la misma figura, y así aparecieron nombres como “Padre de la Navidad” (Papá Noel). La imaginación romántica y el folclorismo del siglo XIX dotaron después a la figura de las complejas leyendas que son populares hoy en algunos países. Valga añadir, de paso, que las ropas rojas de la representación actual de Santa no fueron en realidad fruto de una exitosa campaña publicitaria de Coca Cola, como se suele repetir en la actualidad. El color rojo es un color habitualmente asociado a las representaciones tradicionales de San Nicolás en su calidad de obispo. El romanticismo y el folclorismo del XIX prefirieron a Santa Claus vestido de verde por crear un efecto bucólico y paganizante típico de la época, y ello tuvo un inesperado efecto uniformizador en las representaciones del viejo que traía regalos a los niños. Se extendió que era viejo, que era gordo, que venía del Norte (en vez de venir de Turquía) y se generalizó la imagen de un gran abrigo ribeteado de piel blanca peluda que vino a sustituir a la más tradicional imagen de un obispo oriental de rojo cardenalicio con su tiara y su báculo.

El reparto de regalos es una costumbre asociada simbólicamente con la prosperidad en diversas culturas.

Lo que ambos finalmente tendrían en común es el asunto del regalo: una sencilla estrategia simbólica a través de la que convertimos el ritual conmemorativo de la Natividad en una ocasión para propiciar la prosperidad y la abundancia de cara al ciclo agrario que recomienza tras el solsticio de invierno. Hoy ya el ciclo agrario no es relevante para la mayoría, pero nuestros “años económicos” siguen un ritmo bastante similar y festividades como éstas siguen sirviendo para marcar simbólicamente los calendarios colectivos alrededor de los que seguimos organizando nuestro tiempo y renovando nuestras expectativas de prosperidad.

miércoles, 27 de diciembre de 2017


“TRADICIONES NAVIDEÑAS MEXICANAS”

En México no sufrirás de frío durante el invierno, ya que las tradiciones navideñas se encargan de darle calor a una de las temporadas más coloridas y animadas del año para los mexicanos.

Tal como sucede en muchas partes del mundo, el último mes del año se aprovecha para reunirse con amigos y familiares en celebraciones que inundan las casas de colores, sabores y aromas típicos. Para muestra, aquí te decimos los que hace tan especial a las "fiestas decembrinas" de México.

Las Posadas

Las Posadas duran nueve días; inician el 16 de diciembre y terminal el 24 del mismo mes en vísperas de la Navidad. Estas celebraciones hacen alusión al peregrinaje de San José y la Virgen María en busca de una posada donde descansar.

Tradicionalmente, los anfitriones de la fiesta toman el papel de posaderos, mientras los invitados, con velas encendidas, hacen la petición de posada en la entrada de la casa entonando versos musicalizados, los cuales son contestados de la misma manera por los anfitriones, hasta que estos últimos abren las puertas para dejar entrar a los peregrinos y comenzar la fiesta.


Las piñatas

Un actor protagónico de las Posadas son las piñatas. Para su elaboración artesanal se recurre a diferentes diseños y materiales; aunque hoy en día existen muchos diseños de piñatas, la más tradicional es aquella que representa una estrella, de la cual se desprenden siete picos o rayos de luz que simbolizan los siete pecados capitales.

La piñata puede ser de barro o cartón y se prepara rellenándola con dulces confitados y frutas de mexicanas de temporada como lo son los tejocotes, caña de azúcar, mandarinas, naranjas, jícamas y cacahuates.

Una vez que la piñata está lista, se utiliza una cuerda para mantenerla suspendida en el aire, mientras los invitados, uno a uno, se turnan para tratar de quebrarla con un palo y los ojos vendados, al tiempo que los demás animan a romperla cantando:

“dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino”

Cuando finalmente alguien logra quebrar la piñata, el contenido cae sobre el piso y todos se abalanzan sobre el botín entre bromas y risas.


El Nacimiento

El Nacimiento o Belén es algo muy típico en los hogares durante estas fechas. El Nacimiento es una representación plástica del nacimiento de Jesús; consiste en la colocación de figuras de cerámica que representan a la Sagrada Familia dentro de un pesebre, el cual simboliza el lugar del alumbramiento de la Virgen María.

También se recrean escenas con pastores y personajes bíblicos como los Reyes Magos. Hay Nacimientos sencillos y otros más elaborados que llegan a un grado de detalle sorprendente. En esta galería te mostramos cómo es un típico nacimiento mexicano.


Pastorelas

Una tradición muy arraigada durante las fiestas decembrinas es la puesta en escena de las Pastorelas. Estas representaciones teatrales evocan la anunciación del nacimiento del Niño Dios a los pastores. Tradicionalmente, los personajes encarnan la lucha entre el bien y el mal, pero las obras varían dependiendo del contexto y la región del país en donde se realizan.


Cena de Noche Buena

En México se sigue la costumbre de preparar una cena abundante la noche del 24 de diciembre en vísperas de la Navidad.

Para la ocasión, las familias se reúnen para celebrar la Natividad y agradecer por las bendiciones recibidas durante el año.

Los platillos típicos de la temporada navideña son muy variados, entre los más populares están los romeritos con mole y camarones, el bacalao a la vizcaína, el pavo, también llamado guajolote, la ensalada de navidad, tamales, atoles de diferentes sabores, ponches de frutas y buñuelos.


Cena de Año Nuevo

Para darle la bienvenida al año nuevo, la noche del 31 de diciembre se prepara una cena especial. Tal como sucede en la celebración de Noche Buena, se acostumbran platillos especiales como el lomo de cerdo adobado, el pozole, la pierna de cerdo horneada y sidra para brindar.

También se tiene por tradición comer uvas durante las tradicionales campanadas que marcan los primeros 12 segundos del año; cada uva representa un deseo por cada mes del año que comienza.

Otra tradición, relativamente nueva, consiste en salir a dar una vuelta por la calle cargando las maletas, pues se cree que de esta manera el año nuevo traerá consigo muchos viajes.

martes, 26 de diciembre de 2017


“HISTORIA DE SANTA CLAUS: ¿QUIEN ES? Y ¿DE DONDE VIENE?”

San Nicolás era hijo de una familia acomodada. Su padre deseaba que siguiera sus pasos comerciales en el Mar Adriático, mientras su madre pretendía que fuera sacerdote como su tío, el obispo de Mira (Turquía).

La peste se llevó a sus padres, mientras trataban de ayudar a los enfermos de su ciudad. El muchacho, sobrecogido con la situación de la gente ante esta enfermedad, repartió sus bienes entre los necesitados y partió hacia Mira para vivir con su tío y ordenarse como sacerdote, cosa que logró a los 19 años. Más tarde, al morir su tío fue elegido obispo de Mira para reemplazarlo.


Su relación con los niños nace de una historia que cuenta que un criminal acuchilló a varios niños, entonces el santo rezó por ellos y obtuvo su curación casi inmediata.

De él, se cuentan cientos de historias, especialmente narrando sus milagros y sus bondades para con la gente pobre. Tal fue la admiración que sintieron por él que se convirtió en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y la Lorena (Reino de Aragón).

También fue nombrado Patrono de los marineros, porque, cuenta otra historia, que estando algunos de ellos en medio de una terrible tempestad en alta mar y viéndose perdidos comenzaron a rezar y a pedir a Dios y al Santo que les salvara. En ese momento la figura de Santo se hizo presente y calmó las aguas.

Su fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia. Se cuenta que un empobrecido hombre padre de tres hijas, no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al carecer las muchachas de la dote parecían condenadas a ser “solteronas”. Enterado de esto, nuestro personaje les entregó una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas.

Eso sí, todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote ya que no quería que nadie supiera de su buena acción. Para ello entró por una ventana y puso la bolsa de oro dentro de los calcetines de lana que las niñas habían colgado sobre la chimenea para secarlos.


Ahora que ya lo sabes casi todo de este personaje, te contaré algunas curiosidades…

Papa Noël significa el padre de la navidad. Noel significa navidad en francés. En España no se ha traducido; pero en muchos países se conserva su nombre original: Weinachtman (Alemania), Mos Craciun (Rumania), etc., Y siempre significa el hombre de la navidad.

Ya en la antigüedad, en Roma, se realizaban fiestas sobre mediados de diciembre en honor a Saturno. Al final de estas fiestas los niños recibían obsequios de todos los mayores.

¿Cuándo se transformó nuestro personaje en Santa Claus?

Se cree que esto sucedió alrededor del año 1625. Cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York. Estos inmigrantes llevaron sus costumbres, entre ellos el de Sinterklaas, su patrono.

En 1809, el escritor Washington Irving, escribió una novela burlesca, Historia de Nueva York. En ella, entre otras cosas, le cambio el nombre al santo holandés, Sinterklaas por otro que a él le pareció más fácil de pronunciar, Santa Claus. Más tarde, el poeta Clark Moore, en 1823, publicó un poema donde se contaba cómo era físicamente Santa Claus. En ese poema se describía a un Santa Claus enano y delgado, como un duende; pero que regalaba juguetes a los niños en víspera de Navidad y que se transportaba en un trineo tirado por nueve renos, incluyendo a Rudolph (Rodolfo).

Posteriormente, hacia 1863, un dibujante sueco lo dibujó como un personaje gordo, barbudo, bonachón y vestido de rojo y blanco.


Hay una creencia, posiblemente falsa, de que la empresa Coca- Cola fue quien le dio el color rojo del ropaje para hacerlo coincidir con su logotipo e incluirlo en una campaña publicitaria. (cartel anunciante de 1931)

La realidad dice que, en 1926, la revista infantil “St. Nicholas Magazine” ya había mostrado representaciones muy parecidas del personaje al que uso después Coca Cola.

Algo curioso sobre la fiesta de Santa Claus.

Ya desde el siglo XV, en los Países Bajos existe la costumbre de “poner el zapato”.En aquellos tiempos se ponía el zapato el 5 de diciembre en las iglesias, y con lo obtenido de los ciudadanos más ricos se repartía entre las familias pobres el 6 de diciembre, día oficial de la muerte de San Nicolás.

Más adelante Sinterklaas se convirtió en una festividad familiar y se impuso la costumbre de poner los zapatos junto a la chimenea. Según la tradición, Sinterklaas bajaba por la chimenea de noche y colocaba los regalos en los zapatos de los niños, generalmente dulces y juguetes. Esa noche era la noche de los regalos y se celebraba el 5 de diciembre.

La última curiosidad de Nuestro personaje.

La Fiesta de San Nicolás se celebra cada 5 de diciembre en Bélgica, Holanda, Austria, Suiza, Alemania, Polonia, Chequia, Eslovaquia, Rumania, etc.


Según la tradición, San Nicolás viene de España, y llega a los Países Bajos en un barco de vapor, con un caballo blanco y acompañado de un ayudante de raza negra llamado Zwarte Piet. ¡Ah! y ¿Cual es uno de los productos más típicos de España? Por supuesto, en Holanda todavía se regala naranjas a los niños (producto “tipical spanish”) el día de San Nicolás.

¿Por qué en muchos países se dice que Santa Claus viene de España y no del Polo Norte?

San Nicolás nació, vivió y murió en la actual Turquía. Posteriormente Turquía caería en manos de los musulmanes, y los restos mortales del santo serían trasladados a Bari (Italia). Como Bari pertenecía al Reino de Nápoles, y este fue conquistado en 1442 por Alfonso V de Aragón. La ciudad pasó a pertenecer a Aragón y después a España. Al estar los restos de San Nicolás en Bari, que, por entonces ciudad española, se dijo que San Nicolás venía de España.

Actualmente las películas americanas han hecho que en los países centroeuropeos Santa Claus deje de venir del Reino de Aragón y lo haga desde el Polo Norte.

viernes, 22 de diciembre de 2017


“¿DE DONDE PROVIENE LA TRADICION DE LOS REYES MAGOS?”

También se les llama Reyes del Oriente. Sus orígenes de los Reyes Magos vienen de la Biblia. En el Evangelio de San Mateo se narra el recorrido que hicieron tres magos (en ese tiempo se le llamaba “mago” a los sabios o astrónomos) siguiendo una estrella que los llevó a Belén. A su llegada, ofrecieron tres regalos al recién nacido, Jesús: oro, incienso y mirra.

Aunque no se sabe a ciencia cierta de donde vienen, se dice que proceden de Babilonia o Persia.


La tradición los describe como reyes bondadosos con presentes para todos, asignándole un nombre y rasgos específicos a cada uno:

Melchor: Un anciano blanco con barbas blancas. Su regalo para el niño Jesús fue oro, representando su naturaleza real.

Gaspar: Joven moreno. Su regalo fue el incienso, que representa la naturaleza divina de Jesús.

Baltasar: De raza negra. Su regalo a Jesús fue mirra, que representa su sufrimiento y muerte futura.

En muchos lugares los niños tienen la costumbre de hacer cartas a los Reyes Magos donde les expresan lo bien que se han portado durante el año, y así les indican los obsequios que quieren recibir el día de Reyes. Esta carta la ponen los niños junto con uno de sus zapatos, ya sea abajo del árbol de Navidad o a un lado del nacimiento. Muchos niños prefieren atarla con un cordón a un globo y lanzarla a fin de que su carta llegue al cielo junto a los Reyes Magos. Durante la noche del 5 de Enero los niños esperan ansiosos sus regalos, pero será hasta la mañana del 6 de Enero cuando podrán descubrir cuáles son los regalos que los Reyes Magos les dejaron en el arbolito de Navidad o en el nacimiento.


En otras ciudades se acostumbra hacer un desfile de Reyes, en el cual muchos carros alegóricos desfilan adornados con muchos colores especialmente para los niños, con música, payasos, gente disfrazada y no pueden faltar los Tres Reyes Magos quienes que van regalándole obsequios o dulces a los niños.

También es una tradición cortar la “Rosca de Reyes”, la “Rosca” es un pan en forma de anillo que es cubierto de azúcar y pedazos de fruta. En la “Rosca” se introducen pequeñas figuras de niño de plástico, el “monito”. Si en tu pedazo de rosca hay un “monito”, la tradición dice que estás obligado a invitar a tus amigos Atole y Tamales el día de la Candelaria.

Curiosidades de los Reyes Magos

El monje Benedictino, en el siglo XIV, describió a los Reyes Magos en un manuscrito: “Melchor, anciano de blancos cabellos y larga barba del mismo color; Gaspar, más joven y rubio; y Baltasar, un señor negro”. Identificándolos, así como representantes de Europa, Asia y África.

jueves, 21 de diciembre de 2017


“LOS 10 PAISES EN LOS QUE NO SE CELEBRA LA NAVIDAD”

Aunque muchas personas tienen la creencia que la navidad es una celebración universal, es un hecho que no en todo el mundo existe este día de celebración. Si quieres conocer donde sucede esto, aquí te presentamos los 10 países en los que no se celebra la navidad.

1.-Japón. Este es un país donde no se celebra la navidad ya que aquí no es un país cristiano y por lo tanto no tienen la tradición de celebrar la navidad el 24 o 25 de diciembre.


2.-Arabia Saudita. Este es un país en donde tampoco se celebra la navidad e incluso aquellos que se atreven a hacer son perseguidos.


3.-Argelia. El 99% de los habitantes de este país profesa la religión del islam, por lo que para ellos no existe la navidad y mucho menos la celebran.


4.-Irán. Este es un país es quizás uno de los pocos que, aunque de forma generalizada no se celebra la navidad, todavía es posible encontrar algunas zonas con se organizan fiestas navideñas.


5.-Tailandia. Esta es una ciudad en donde la navidad no es celebrada por los habitantes, a pesar de que los establecimientos y hoteles suelen ofrecer cenas de navidad a los visitantes.


6.-Nepal. Se trata de un país que a pesar de países cercanos como la India si existan celebraciones por la navidad, es un hecho que aquí no se celebra e incluso los visitantes salen a otros lugares a festejar.


7.-Turquía. Aunque la población autóctona no celebra como tal la navidad, en el país hay lugares donde existen personas que celebran la navidad y en general es algo que se tolera.


8.-Corea del Norte. Este país si una persona quiere celebrar la navidad, tiene que hacerlo en secreto, ya que la navidad aquí no está permitida y no se festeja.


9.-China. Aunque la navidad en China no se festeja oficialmente, la decoración de las casas se acostumbra como una manera de recibir el año nuevo.


10.-Israel. Estés un país en el que no se celebra la navidad ya que la gran mayoría de los habitantes no creen en ella, en su lugar tienen lo que se llama Janucá o Fiesta de las luces.

miércoles, 20 de diciembre de 2017


“¿POR QUE CELEBRAMOS AÑO NUEVO?”

La tradición es universal y, aunque algunas en fechas variables, todas las culturas lo celebran. Hacer un quiebre es una necesidad antropológica, tanto como plantearse metas para el nuevo año.

EL Akitu, un festival babilónico que se realizaba ya hace más de cuatro mil años, es el registro más antiguo de la celebración del Año Nuevo. La primera luna nueva después del equinoccio vernal (marzo), el día con la misma cantidad de luz solar y oscuridad, anunciaba el inicio de un nuevo año, marcado también con la ceremonia en que se coronaba al rey o éste renovaba simbólicamente su gobierno.


Desde entonces, todas las culturas celebran el comienzo de un nuevo año. “En todas hay rituales sobre el cambio de ciclo, asociado a procesos naturales, pasar de la época seca a la lluviosa, a las cosechas, siembras. Independiente de cómo se manifieste”, explica Mauro Basaure, sociólogo de la U. Andrés Bello. El académico agrega que está asociado a una necesidad antropológica de establecer una parcialización del tiempo, “de que las cosas no solamente continúen, sino que haya un quiebre o reinicio”, dice.

En Roma, fue Julio César quien en el año 46 a.C. modificó el calendario, siguiendo consejos de astrónomos y matemáticos, para que tuviera sincronía con el Sol. El año nuevo partía en enero, en honor a Jano, dios romano de los comienzos, cuyas dos caras le permitían mirar el pasado y el futuro. Lo celebraban con fiestas, intercambio de regalos y decorando sus casas.

Pero en la Edad Media, los líderes cristianos consideraron la fiesta pagana y volvieron a cambiar la fecha por las celebraciones del 25 de diciembre (nacimiento de Jesús) y 25 de marzo (anunciación). Sólo en 1582, el Papa Gregorio XIII restableció el 1 de enero como día de Año Nuevo -calendario gregoriano que se usa hasta hoy-, aunque varias culturas mantienen sus fechas originales y variables, como la china (19 de enero), judía (14 de septiembre) o la mapuche (21-24 de junio).


Elena Gu, directora académica del Instituto Confucio de la U. Católica, explica que el 1 de enero en China es un día festivo, pero no se celebra al nivel que su propio año nuevo o como lo hacen los países occidentales. “Es un festivo normal, no hay grandes reuniones ni comidas especiales específicas. No es tan importante como el año nuevo chino o el festival de la Luna (15° día del octavo mes lunar), dice”.

En términos astronómicos o de ciclos de la Tierra, nada ocurre el 1 de enero, pero la fecha es la más usada en el mundo para marcar el inicio de un nuevo período.

A Chile, la celebración la trajo la elite, dice Daniela Serra, historiadora de la U. Católica. En un estudio realizado con colegas de la universidad, encontraron los primeros datos sobre una celebración a fines de la década de 1860. “La primera noticia que encontramos, se trata de un baile que estaba organizado para fines de año, privado, organizado por la elite”, dice.

Hacia fines de 1870 el evento se hizo popular, llegó a la Plaza de Armas de Santiago, luego a la Alameda, donde se celebraba de manera similar a la Navidad, con fiestas, comidas y excesos. “A comienzos de 1890 las autoridades comienzan a prohibir las celebraciones en paseos públicos, por el derroche, el consumo excesivo de alcohol, que era propio de la Navidad, y que llevaban tiempo tratando de erradicar. Ahora que se había instalado, la elite quería preservar el carácter ilustrado, más civilizado y no tan carnavalesco”, dice. Desde entonces se organizan más bailes privados, conciertos, espectáculos, además de los fuegos artificiales.


Necesidad antropológica

Más allá de la celebración colectiva, el Año Nuevo es también un proceso individual. Edmundo Campusano, sicólogo y académico de la U. Mayor, explica que el humano, como ser social, siempre ha usado rituales individuales o colectivos, porque le dan significado a la vida. “Cada cierto período hacemos cumpleaños, matrimonios, cierres, inicios, dependiendo de las creencias propias de cada localidad. Los rituales marcan etapas que dan significado para que no sea un andar automático”, indica.

Basaure agrega que, pese a las diferencias culturales, la celebración implica acciones que se repiten. “En todas las culturas está presente el mirar hacia atrás y adelante”. Eso es lo que nos hace construir resúmenes del año, recordar lo bueno y lo malo y, sobre todo, hacer planes para el nuevo año, aunque pocas de esas resoluciones lleguen a concretarse.

Según un seguimiento realizado el año pasado por la U. de Scranton (EE.UU.), del 45% de los estadounidenses que dijeron hacer resoluciones para el año siguiente, un 8% fue exitoso en cumplirlas. La razón: muchas resoluciones (como perder peso) no van acompañadas de una estrategia.

Con todo, Campusano sostiene que aun cuando no se cumplan, es importante hacer proyecciones. “Para el ser humano occidental es difícil funcionar sin propósitos, sin saber qué va a hacer en la vida. Las ideas de hacer cosas, más allá de que las hagamos o no, le da un sentido al día a día. Uno no trabaja por trabajar, sino porque es parte de un plan mayor”.