“BUENOS SUELDOS, CERO
MORTALIDAD, Y OTROS MOTIVOS PARA MUDARSE A LA CIUDAD MÁS REMOTA DEL PLANETA”
Es imposible morir
Longyearbyen es una ciudad de la isla de Spitsbergen y
capital del archipiélago de las Svalbard, de soberanía noruega. Es el lugar
habitado (2.000 habitantes) más septentrional del planeta. Esto es, la que está
situada más al norte del mundo. Su superficie es de 242 kilómetros cuadrados.
Parecida a la de Ávila, pero la ciudad abulense tiene mucha más población:
60.000 habitantes. Las calles de Longyearbyen albergan pubs, iglesias,
escuelas, hoteles, restaurantes, un hospital, concesionarios de coches e
incluso la redacción de un periódico. Sin embargo, no hay ni rastro de
cementerios desde 1950. ¿El motivo? Nadie muere en esta ciudad. ¿Son, entonces,
inmortales sus habitantes? No, pero en Longyearbyen ser viejo está mal visto y
morirse directamente prohibido. Este veto se remonta a principios del siglo XX,
cuando unos científicos descubrieron que en Longyearbyen los cadáveres se
conservaban en perfecto estado a causa de la enorme capa de hielo que cubría y
rodeaba los ataúdes. Esta singular característica terminó convirtiéndose en un
problema. "Surgió una fiebre que llevó a muchas personas a instalarse en
las islas para morir con la esperanza de ser descongelados y resucitados algún
día, en el momento en que la ciencia diera con la tecla de la
inmortalidad", explica a ICON el escritor Javier Reverte, que ha visitado
la zona para su reciente libro, 'Confines' (Plaza&Janes). Para evitar la
tentación, la localidad se ha convertido en un territorio hostil para aquellos
que pasan por sus últimos años de vida (la mayor parte de los 2.000 habitantes
se mueve entre los 25 y los 44 años). "No hay residencias de ancianos ni
unidades de cuidados paliativos. No se permite la construcción de rampas, de
manera que ancianos y minusválidos no puedan instalarse allí. Las personas que
están muy mayores o enfermas deben ser trasladadas a la península para ser
tratadas o morir", apunta el escritor. ¿Y si alguien fallece de
improvisto? "Su cadáver es exportado en aeroplano fuera de las
islas", señala Reverte.
Las autoridades casi te
regalan la vivienda
"El gobierno cede terrenos a todo el que lo solicita
para que puedan construirse una casa. Les interesa que la ciudad esté habitada,
por eso optar a una vivienda en Longyearbyen es tan sencillo", afirma el
escritor Javier Reverte. Más de 2.000 habitantes están censados en la capital
de Svalbard, archipiélago cuyo nombre proviene de un vocablo vikingo que puede
traducirse como "costa fría". A pesar de que conseguir una casa no es
complicado ni caro, la vida en Longyearbyen no es apta para todos los públicos.
Sobre todo, para aquellos que busquen temperaturas cálidas y bullicio. En esta
ciudad, el día polar, con unas temperaturas que no superan los 16 ºC, comienza
el 20 de abril y termina el 22 de agosto. La noche polar comienza el 28 de
octubre y acaba el 14 de febrero: durante estos meses las temperaturas son de
-50 ºC y el sol no llega a salir. "Se trata de una ciudad construida para
sobrevivir en condiciones climatológicas extremas. Nada allí es bello o
trascendente, sino sencillamente útil", explica Reverte.
A pesar de ser tan
pequeño, puedes encontrar restaurantes de muchas partes del mundo: Tailandia,
Italia, China...
Entre placa de hielo y renos pastando, en Longyearbyen uno
puede encontrar con sorprendente facilidad restaurantes donde degustar platos
típicos de la gastronomía tailandesa. "Esto se debe a que un gran número
de tailandeses se ha asentado en la ciudad durante los últimos años y han
impuesto su cocina en la isla. Tanto es así, que resulta más fácil comer un
plato de curry tailandés que un filete de trucha a la plancha", asegura
Javier Revierte. Pero no es esta la única cocina foránea que se ha impuesto a
1.000 kilómetros del Polo Norte. Las calles de la capital de Svalbard acogen,
además, locales de comida china o italiana.
El paro es inexistente:
hay trabajo para todos y buenos sueldos
¿Qué lleva a los 2.000 habitantes de Longyearbyen a
permanecer en un lugar cuya principal característica es que tiene el clima más
extremo del planeta? "La oportunidad de tener trabajo. Allí hay para
todos, y encima muy bien remunerado", resuelve Javier Reverte. El
archipiélago se encuentra bajo la soberanía noruega, pero su estatus no está
definido por la ONU. Esto quiere decir que cualquiera puede llegar a la ciudad
habitada más próxima al Polo Norte, instalarse con total libertad y trabajar en
los empleos que generan la investigación de medio ambiente, la minería de
carbón, el turismo o los servicios. "Trabajando en la mina se puede cobrar
fácilmente 4.000 o 5.000 euros al mes", confirma el escritor de 'Confines'
(Plaza Janés).
Apenas hay impuestos y
existen muchas ayudas sociales
El hielo ocupa el 60 % de la superficie de Longyearbyen, la
localidad más septentrional del planeta. "Hay más osos polares que
personas", afirma Javier Reverte. Exactamente, 3.000 osos frente a 2.000 habitantes,
dato por el que la ley exige que cualquier ciudadano que abandone los núcleos
de población vaya armado con un rifle. La vida allí no es sencilla. No crecen
árboles, ni se puede cultivar nada. La madera es un producto de lujo. Sin
embargo, estos inconvenientes son compensados con ayudas sociales y ausencia de
impuestos. ¿Por ejemplo? Los noruegos cuentan con una ayuda de 20.000 euros por
instalarse allí y el alcohol corre sin restricciones libre de impuestos, lo que
abarata mucho su coste.
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