martes, 7 de noviembre de 2017


“FERNWEH, EL TRASTORNO DEL VIAJERO”

Fernweh se traduce en alemán sencillamente como “pasión por viajar” pero parte de una etimología más cruel: la tristeza por estar en casa y el deseo por viajar lejos, cuanto más lejos mejor.

Lo define exactamente Alexander von Humboldt (el padre de la geografía moderna universal y quien fijó el concepto original): él habla de esa “enfermedad centrífuga” por viajar, de una atracción inexplicable a lo desconocido, la añoranza de lugares lejanos y también la melancolía por quedarte en casa.


A mí me ha cautivado el mensaje, tan lejos de la patria, la morriña y el sofá bien mullido de tus lugares comunes, quizá porque pienso un poco como Unamuno: “Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte”, y es que viajar es la única manera de descubrir -no es fácil- que no todo está todo dicho, que quedan islas por conquistar.

Jara López, psicoterapeuta de la Universidad Autónoma de Madrid, responde al reto. ¿Realmente existe eso de Fernweh? ¿La padecemos un poco todos y no lo sabemos?

“Las ganas de conocer el mundo y de vivir aventuras son muy comunes sobre todo en determinados sectores de la población como la gente joven. Además, en la sociedad actual se le da un lugar bastante importante al hecho de vivir experiencias nuevas lo que nos lleva a plantearnos, cada vez a un número mayor de personas, la necesidad de visitar nuevas culturas y vivir experiencias cada vez más intensas..."

"Pero creo que una cosa es sentir ganas de hacerlo, de viajar, de descubrir y de vivir la adrenalina de lo nuevo y otra cosa es sentir nostalgia por algo que no se tiene y que no se conoce. Me parece aquí oportuno poder revisar esos sentimientos que bajo mi punto de vista tienen más que ver con la necesidad de evasión. Todos necesitamos evadirnos, llevamos un ritmo frenético que es muy difícil mantener, retos profesionales, familiares, emocionales, etc."


"Quizá sería interesante pensar que cuando esa morriña a la inversa hace demasiada mella deberíamos poder revisar qué nos está pesando de más en nuestro día a día para querer evadirnos de ello, ¿qué nos está agobiando tanto para necesitar una evasión? Quizá de esta forma podríamos encontrar formas de evadirnos más realistas, pero igual de prácticas para lo que nos ocupa, como por ejemplo hacer una escapada de fin de semana a un lugar tranquilo y paradisíaco en lugar de estar años soñando con un viaje por Sudamérica que quizá tardemos demasiado en llevar a cabo”.

Quizá sea verdad. Quizá este apremio por pirarte lejos esconde un conflicto aún mayor: no querer afrontar tantas movidas acumuladas bajo la alfombra de casa; no debe ser casual que eslogan de Airbnb sea “nuestra casa es tu casa” (mentira) o el de Atrápalo “el mundo a tu alcance”.

Hablo con Curro Cañete (periodista, coach profesional certificado y autor del libro Una nueva felicidad) sobre este conflicto soterrado y las raíces emocionales tras Fernweh; él ve latir el alma de la vida tras cada aventura:


“Todos los seres humanos tienen ese tipo de sentimientos. El alma, el corazón, el verdadero ser (cada cual puede quedarse con el término que más le guste, o inventarse otro) tiene necesidades que es muy recomendable satisfacer para vivir en plenitud. Esos deseos íntimos nos piden ser realizados a veces casi a gritos, pero nosotros lo vemos muy difícil. Nos da pereza".

"Pensamos, por ejemplo, que es imposible enamorarnos a los 50 años, cambiar de país a los 60 o viajar por todo el mundo con una mochila. Entonces aplastamos esos deseos a martillazos y hacemos como si no existieran y nos proponemos mirar para otro lado y seguir con nuestra vida. Y es cuando sentimos un vacío. El vacío es nuestro ser que pide un cambio, un viaje nuevo, algo que huela a aventura. En lo nuevo está la libertad y la expansión, y en los viajes inexplorados se encuentra lo desconocido, que a veces da miedo, pero es lo que nos mantiene vivos. Ese vacío es la nostalgia por lo nuevo que trata de explicar el término Fernweh".

"Según yo lo veo, lo único que tendría que darnos miedo es dejar pasar las horas y los días sin vivir lo que de verdad queremos vivir. Es necesario salir de la rutina y sacudirnos, disfrutar del juego y atreverse, porque nunca, nunca, hay que privar a la propia alma de lo que necesita".

Yo lo tengo claro. Ante la duda: viaja.



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