“FERNWEH, EL TRASTORNO
DEL VIAJERO”
Fernweh se traduce en alemán sencillamente como “pasión por
viajar” pero parte de una etimología más cruel: la tristeza por estar en casa y
el deseo por viajar lejos, cuanto más lejos mejor.
Lo define exactamente Alexander von Humboldt (el padre de la
geografía moderna universal y quien fijó el concepto original): él habla de esa
“enfermedad centrífuga” por viajar, de una atracción inexplicable a lo
desconocido, la añoranza de lugares lejanos y también la melancolía por
quedarte en casa.
A mí me ha cautivado el mensaje, tan lejos de la patria, la
morriña y el sofá bien mullido de tus lugares comunes, quizá porque pienso un
poco como Unamuno: “Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde
se parte”, y es que viajar es la única manera de descubrir -no es fácil- que no
todo está todo dicho, que quedan islas por conquistar.
Jara López, psicoterapeuta de la Universidad Autónoma de
Madrid, responde al reto. ¿Realmente existe eso de Fernweh? ¿La padecemos un
poco todos y no lo sabemos?
“Las ganas de conocer el mundo y de vivir aventuras son muy
comunes sobre todo en determinados sectores de la población como la gente
joven. Además, en la sociedad actual se le da un lugar bastante importante al
hecho de vivir experiencias nuevas lo que nos lleva a plantearnos, cada vez a
un número mayor de personas, la necesidad de visitar nuevas culturas y vivir
experiencias cada vez más intensas..."
"Pero creo que una cosa es sentir ganas de hacerlo, de
viajar, de descubrir y de vivir la adrenalina de lo nuevo y otra cosa es sentir
nostalgia por algo que no se tiene y que no se conoce. Me parece aquí oportuno
poder revisar esos sentimientos que bajo mi punto de vista tienen más que ver
con la necesidad de evasión. Todos necesitamos evadirnos, llevamos un ritmo
frenético que es muy difícil mantener, retos profesionales, familiares,
emocionales, etc."
"Quizá sería interesante pensar que cuando esa morriña a
la inversa hace demasiada mella deberíamos poder revisar qué nos está pesando
de más en nuestro día a día para querer evadirnos de ello, ¿qué nos está
agobiando tanto para necesitar una evasión? Quizá de esta forma podríamos
encontrar formas de evadirnos más realistas, pero igual de prácticas para lo
que nos ocupa, como por ejemplo hacer una escapada de fin de semana a un lugar
tranquilo y paradisíaco en lugar de estar años soñando con un viaje por
Sudamérica que quizá tardemos demasiado en llevar a cabo”.
Quizá sea verdad. Quizá este apremio por pirarte lejos
esconde un conflicto aún mayor: no querer afrontar tantas movidas acumuladas
bajo la alfombra de casa; no debe ser casual que eslogan de Airbnb sea “nuestra
casa es tu casa” (mentira) o el de Atrápalo “el mundo a tu alcance”.
Hablo con Curro Cañete (periodista, coach profesional
certificado y autor del libro Una nueva felicidad) sobre este conflicto
soterrado y las raíces emocionales tras Fernweh; él ve latir el alma de la vida
tras cada aventura:
“Todos los seres humanos tienen ese tipo de sentimientos. El
alma, el corazón, el verdadero ser (cada cual puede quedarse con el término que
más le guste, o inventarse otro) tiene necesidades que es muy recomendable
satisfacer para vivir en plenitud. Esos deseos íntimos nos piden ser realizados
a veces casi a gritos, pero nosotros lo vemos muy difícil. Nos da pereza".
"Pensamos, por ejemplo, que es imposible enamorarnos a
los 50 años, cambiar de país a los 60 o viajar por todo el mundo con una
mochila. Entonces aplastamos esos deseos a martillazos y hacemos como si no
existieran y nos proponemos mirar para otro lado y seguir con nuestra vida. Y
es cuando sentimos un vacío. El vacío es nuestro ser que pide un cambio, un
viaje nuevo, algo que huela a aventura. En lo nuevo está la libertad y la
expansión, y en los viajes inexplorados se encuentra lo desconocido, que a
veces da miedo, pero es lo que nos mantiene vivos. Ese vacío es la nostalgia
por lo nuevo que trata de explicar el término Fernweh".
"Según yo lo veo, lo único que tendría que darnos miedo
es dejar pasar las horas y los días sin vivir lo que de verdad queremos vivir.
Es necesario salir de la rutina y sacudirnos, disfrutar del juego y atreverse,
porque nunca, nunca, hay que privar a la propia alma de lo que necesita".
Yo lo tengo claro. Ante la duda: viaja.
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