“10 COSAS QUE DEBES SABER ANTES DE
VISITAR ISRAEL”
La Tierra Santa da lugar a un viaje inspirador, fascinante y
desconcertante.
Para algunos, el territorio entre el Río Jordan y el Mar Mediterráneo es
todo Israel.
Para otros, es todo Palestina.
Como ocurre tan seguido en esta región de verdades variables y
narraciones históricas manipuladas, es un poco de ambos.
1.
En cuanto a playas, está el Mar Rojo,
el Mediterráneo o el Mar Muerto.
Israel está rodeado por el mar.
Eilat ofrece buceo y actividades en
la playa del lado del Mar Rojo.
Rosh HaNikra tiene sensacionales
acantilados del lado del Mar Mediterráneo.
En el Mar Muerto, puedes alejarte
flotando en Ein Bokek, donde las aguas saladas de este lago fácilmente
sostienen tu cuerpo.
2. La identidad es complicada
Los espectadores frecuentemente ven
el conflicto aquí de forma tan sencilla entre judíos y árabes.
A cada una de las partes en ambos
lados les gusta evocar una constante lucha a muerte entre musulmanes y judíos.
Sin embargo, esta lucha no existió
durante gran parte de la historia.
Lo cierto es que los problemas del
siglo pasado son tanto religiosos como políticos, y vale la pena saber quién es
quién.
La mayoría de israelíes (identidad
política) son judíos (identidad religiosa), y la mayoría se enorgullecen en la
diversidad étnica de su país: judíos europeos, judíos rusos, judíos africanos,
judíos estadounidenses, judíos árabes y muchos otros se mezclan más o menos
libremente.
Ésta es la razón detrás de esto: si
puedes establecer ante las autoridades religiosas de Israel que eres judío,
según las complicadas reglas de nacimiento, ascendencia o conversión,
instantáneamente tienes derecho a la ciudadanía israelí y a los beneficios del
estado.
Los palestinos (identidad política),
la mayoría de quienes son árabes (identidad cultural), son principalmente
musulmanes, pero existen considerables minorías de palestinos cristianos y
otros.
3. Vale la pena ver la valla de seguridad
Participa en un tour de caminata por
Jerusalén Oriental, como los que organiza Green Olive Tours, o en una
peregrinación a la ciudad palestina de Belén (donde nació Jesús), y te
encontrarás con la infame valla de seguridad de Israel.
Esta pared de concreto de ocho metros
de altura se construyó para evitar que los palestinos se movieran libremente
entre Cisjordania e Israel. Los israelíes creen que la construcción del muro ha
impedido que bombarderos suicidas puedan llegar a Israel.
La mayor parte de la valla se
encuentra dentro del territorio de Cisjordania en lugar de en la línea de la
frontera.
Este hecho llevó al Tribunal
Internacional de Justicia a emitir un fallo en cuanto a que la construcción de
la valla violaba el derecho internacional.
Con sus guardias armados, torres de
vigilancia y puertas fortificadas, para los viajeros esto puede ser un riguroso
símbolo del control militar que Israel tiene sobre su territorio.
4. A los viajeros ecológicos les encantará el desierto
Hay un desierto vasto y abrasador
situado al sur de Israel, el cual se conoce como Negev en hebreo, o Naqab en
árabe.
A pesar de los camellos y las
tiendas, muy pocos de los tours ecológicos tienen algo relacionado a los
habitantes originales de este desierto.
Bedouin Hospitality, una empresa
social fundada por activistas de derechos civiles, ofrece la oportunidad de
escuchar historias beduinas en persona, presentadas entre tribus de beduinos.
5. Jerusalén resuena con significado religioso
Pocas personas olvidan su primera
visita a la Ciudad Vieja en el centro de Jerusalén, todavía rodeada por las
murallas almenadas que fueron construidas por el sultán otomano, Suleiman el
Magnífico, en 1538.
En esta pequeña área, de
aproximadamente un kilómetro cuadrado, la Vía Dolorosa, recorrida por Jesús,
lleva a la Iglesia del Santo Sepulcro, donde la tradición cristiana dice que
Jesús fue crucificado y sepultado.
A unos pasos de distancia, los judíos
oran en el Muro Occidental, la última estructura que queda del Templo Judío,
destruido por los romanos. En un lugar cercano, la mezquita de Al-aqsa,
mencionada en el Corán, se levanta al lado del santuario dorado del Domo de la
Roca, el cual conmemora el místico Viaje Nocturno del Profeta Mohammed.
Al-aqsa y el Domo de la Roca se
encuentran en una colina conocida como el Noble Santuario o Monte del Templo,
considerado lugar santo por musulmanes, judíos y cristianos, como el lugar
donde Abraham se preparó para sacrificar a su hijo.
En términos de importancia religiosa,
este lugar tiene mucho que ofrecer.
Y en medio de los lugares santos, se
desarrolla la vida diaria: los zocos ocupan estrechos callejones de adoquín,
los niños van a la escuela, bibliotecas se disputan su lugar con los
restaurantes.
6. Jerusalén tiene su propio síndrome
Para algunos, la ciudad puede ser
demasiado.
Alrededor de 100 turistas cada año
ceden ante el síndrome de Jerusalén, una condición psiquiátrica vinculada a la
atmósfera de intensidad de la ciudad.
Los afectados normalmente presentan
signos de agitación prolongada y fervor religioso, pasando días -a menudo
vestidos en batas blancas (por lo general una sábana del hotel)- declamando
versos religiosos o predicando sermones públicos sobre la pureza moral.
La mayoría se recupera.
7. Tel Aviv da la sensación de ser su propio país
A una hora de Jerusalén, por la
costa, Tel Aviv, de orientación más secular, se levanta entre fiestas de playa,
marcas de diseñadores y actitudes sofisticadas.
Durante el Shabbat Judío -el día de
descanso, que va desde el viernes al atardecer hasta el sábado al atardecer- el
oeste de Jerusalén permanece en silencio, en una actitud de oración, pero Tel
Aviv vive un estilo de vida vibrante, con paseos en la costa, tiendas llenas de
gente y bares abarrotados.
Esta ciudad hedonista, que tiene
vista al atardecer mediterráneo, también se ha forjado una nueva identidad como
una capital de gays, que ofrece una excepcional y hospitalaria bienvenida a
visitantes y residentes homosexuales.
En un país donde el establecimiento
religioso judío es quien manda en general, Tel Aviv representa una burbuja de
liberalidad y apatía relajada.
8. Las caminatas por el campo son fantásticas
Varios senderos atraviesan
Cisjordania. Muchos están dedicados a la naturaleza, otros -como los Senderos
Sufí, de Birzeit- a la cultura.
Uno de los mejores es el Camino de
Abraham, que une las ciudades palestinas de Nablus, Belén y Hebrón, en una
caminata de dos semanas. También se puede hacer en etapas más cortas por días,
en las que los participantes pasan la noche en albergues y casas de huéspedes
rurales.
Los israelís tienen una larga
tradición de turismo en la naturaleza, centrado en parques nacionales, reservas
de vida salvaje y caminatas por el bosque, incluyendo el increíble Sendero de
Jesús, el cual recorre las colinas sobre el centellante Mar de Galilea.
Los visitantes pueden conectarse a la
red que Israel tiene de "zimmers", alojamientos rurales que ofrecen
hospedaje y desayuno, que van desde hostales en granjas hasta exclusivos
centros de retiro en el campo.
9. Cuando visitas Israel, también estás visitando la Palestina bíblica
Cuando lo visitas como turista, estás
visitando dos lugares distintos. Si sólo ves uno, sólo verás una parte de todo
el contexto.
El estado soberano de Israel surgió
-me disculpo por el eufemismo, y por pasar por encima de algunos milenios
previos en la historia- en 1948, en un pequeño territorio en la costa
mediterránea, en las colinas del norte y en los desiertos del sur, agregando los
distritos occidentales de Jerusalén después de un brote inicial de peleas con
sus vecinos árabes.
Aquí es donde se encuentra lo mejor
de la cultura israelí y el idioma hebreo.
Las partes orientales de Jerusalén
(incluyendo la antigua y amurallada Ciudad Vieja), más la porción de
Cisjordania, con forma de riñón, que rodea Jerusalén de tres lados, la Franja
de Gaza y los Altos del Golán no formaban parte del moderno Estado de Israel al
momento de su creación en 1948, pero llegaron al control de Israel durante la
guerra de 1967.
Desde entonces, Israel eficazmente ha
incorporado Jerusalén Oriental, poniendo ésta y otras áreas vecinas en
Cisjordania bajo el absoluto control del gobierno israelí, mientras expandió en
gran manera los asentamientos israelís en la Ribera Occidental. Al mismo
tiempo, unilateralmente sacó a su ejército y colonizadores de Gaza, pero ha
mantenido control de las fronteras del área (con la excepción de la frontera de
Rafah que se encuentra entre Gaza y Egipto).
La comunidad internacional considera
que la presencia de Israel en Jerusalén Oriental, en Cisjordania y en la Franja
de Gaza es una ocupación ilegal.
Éstas son las áreas donde la cultura
palestina y el idioma árabe son más fuertes.
Un estado palestino, si es que alguno
va a concretarse al lado de Israel, probablemente se ubicará en ese territorio
con forma de riñón, conocido por la mayoría de personas como Cisjordania junto
con la Franja de Gaza en el Mediterráneo.
Muestras de la cultura israelí se
desarrollan a través de Cisjordania en "asentamientos", poblados
únicamente de judíos cuya presencia en general se ve como una violación al
derecho internacional.
Y muestras de la cultura palestina
permanecen firmes por todo Israel, desde el clamor urbano de Jaffa y Haifa,
hasta las aldeas rurales en el campo y el desierto.
10. Tiene espinas por fuera, pero es dulce por dentro
Sabra es la palabra en hebreo para la
fruta del cactus -tiene espinas por fuera, pero es dulce por dentro. Así es
también la forma en que los israelíes nativos orgullosamente se describen a sí
mismos.
Esta metáfora es adecuada: las
gracias sociales no están al inicio de la lista de prioridades de Israel, y el
servicio en tiendas y restaurantes puede resultar brusco.
Sin embargo, si pelas el exterior
espinoso, generalmente encontrarás calor y amabilidad dentro. Tal vez hasta una
sonrisa.
Es interesante que la misma palabra
en árabe, sable, denota paciencia y tenacidad: firmes cercos de cactus todavía
se usan para marcar fronteras a lo largo de Cisjordania, y la idea se vincula a
un concepto clave en el sentido de identidad palestina -sumud, significa
firmeza o calmada solución.
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